El deterioro cognitivo asociado a la edad es una preocupación creciente en salud pública y cada vez hay más estudios concretos que comprueban cómo los perros pueden beneficiar a las personas también en este sentido: su presencia a nuestro lado puede retrasar ese deterioro.
También se ha vinculado la convivencia con animales a beneficios físicos y mentales, beneficios psicosociales y, en el caso concreto de los perros, mayor actividad física y, en consecuencia, más interacciones sociales.
Este nuevo estudio sobre el "efecto perro" y el "efecto gato" es particularmente relevante porque han analizado los datos de más 16.500 personas a lo largo de 18 años.
Un equipo de investigadores de la Universidad de Ginebra, la Universidad de Lausana y la Universidad de Zúrich, junto con el Swiss Centre of Excellence in Life Course Research LIVES y el Centre on Aging and Mobility, ha analizado los datos de más de 16.500 adultos europeos de 50 años o más que participaron en el Survey of Health, Ageing and Retirement in Europe (SHARE) entre 2004 y 2022.
Se evaluaron dos áreas clave de la cognición: la memoria episódica (la capacidad de recordar palabras tras escucharlas) y la función ejecutiva (la fluidez verbal, medida a través de la cantidad de palabras que se pueden mencionar en un minuto dentro de una categoría).
Los resultados fueron muy claros:
- Convivir con animales en general se asoció con un deterioro cognitivo más lento. Aunque todos los participantes mostraron pérdidas con el paso del tiempo, las personas con animales presentaron un declive menos pronunciado.
- La edad no marcó diferencias: tanto en los participantes más jóvenes (a partir de 50 años) como en los mayores, la relación fue similar.
- La especie sí importa: los beneficios se concentraron en perros y gatos: las personas que convivían con perros mostraron un deterioro más lento en la memoria inmediata y diferida. Quienes tenían gatos destacaron en fluidez verbal y memoria diferida. En cambio, no se encontraron beneficios significativos en los casos de pájaros y peces.
Según los autores, esta diferencia puede explicarse porque la relación con perros y gatos implica una interacción social, emocional y cognitiva más intensa, lo que ofrece un tipo de estimulación que ayuda a mantener la mente activa.
En conclusión, este amplio estudio longitudinal indica que convivir con perros o gatos podría actuar como un factor protector frente al deterioro cognitivo, contribuyendo a un envejecimiento más saludable.
No obstante, los investigadores advierten que se trata de una asociación y no de una relación de causa-efecto: tener un perro o un gato no garantiza una mejor memoria, pero sí puede ser una pieza más en el cuidado de la salud mental en la vejez.
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