A Topa la rescataron del interior de un coche en el que estuvo encerrada durante horas y donde casi muere por un golpe de calor. De hecho, otra perra que estaba junto a ella no logró superarlo y falleció.
A la persona que les hizo esa barbaridad la arrestaron y Topa acabó en una protectora. Pero, por suerte, alguien se dio cuenta de que era extra lista, que tenía mucha energía y que le encantaba encontrar juguetes ocultos... todo ello, crucial para convertirse en perra de búsqueda y rescate.
Y así es cómo la National Disaster Search Dog Foundation se hizo cargo de Topa y le dio una nueva oportunidad. Esta organización sin ánimo de lucro entrena a perros para que aprendan a ayudar a encontrar a víctimas de desastres naturales pero con una particularidad importante: solo trabajan con canes de protectoras a los que emparejan con personas que cuidan de ellos por el resto de su vida.
Así es cómo Topa conoció a Rudy Valencia, un hombre que pasaba por un momento complicado en su vida, como explica en este precioso reportaje de Mutual Rescue, la entidad que fomenta las adopciones de animales al mostrar cómo su presencia consigue transformar vidas humanas.
Es genial lo que cuenta: resulta que en la National Disaster Search Dog Foundation son los perros los que eligen a sus guías, no al revés. Evidentemente los guías entrenan previamente con los perretes pero la última palabra -o más bien ladrido en este caso- la tiene el perro.
Ahora Rudy y Topa son un equipo perfecto: "Confía en tu perro y aprende a entender lo que te dice", ese es el lema de su trabajo, importante y necesario.
Desde 2019 Rudy y Topa forman parte de la NDSDF, activamente colaborando en labores que salvan vidas.
Si entráis en la web de Mutual Rescue encontraréis muchas otras historias inspiradoras sobre el vínculo entre personas y animales.
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