Uno de cada siete jóvenes de entre 10 y 19 años padece algún trastorno mental. La depresión, la ansiedad y los trastornos de conducta son las principales causas de discapacidad en esta franja de edad, según la OMS.
¿Cómo ayudar a los adolescentes? En el Servicio de Psiquiatría Infantil y Juvenil de Vall d’Hebron, además de los tratamientos clínicos individualizados, ahora se está desarrollando un proyecto de terapia asistida con perros: la interacción con los canes (India, Musa, Odette y Xata) tiene muchos efectos positivos, contribuye a reducir la ansiedad, mejorar la autoestima y controlar la frustración y la impulsividad,cuatro características propias de la desregulación emocional.
En la planta de Psiquiatría Pediátrica de Vall d’Hebron el 70% de los ingresos se deben a autolesiones o intentos de suicidio, seguidos por los trastornos de la conducta alimentaria (TCA) y los trastornos del espectro autista (TEA).
Y allí es donde se está desarrollando este proyecto tan chulo de la Cátedra de Animales y Sociedad de la Universidad Rey Juan Carlos junto con el Servicio de Psiquiatría Infantil y Juvenil del Hospital Vall D’Hebron y con la colaboración de Perruneando, especializada en intervenciones asistidas con animales.
“Cada trastorno tiene sus particularidades: unos presentan dificultades para controlar los impulsos y otros para comunicarse, pero todos tienen en común una desregulación emocional, una dificultad para gestionar las respuestas emocionales. Y eso es precisamente lo que trabajamos con la terapia asistida con perros”, explica el el Dr. Marc Ferrer.
Muchos adolescentes ingresan cerrados en sí mismos y les cuesta confiar en los adultos. La mayoría tiene entre 14 y 16 años, una etapa en la que viven con mayor intensidad la crisis de identidad y pueden aparecer problemas relacionales. La profesora Nuria Máximo explica que “el vínculo con los animales nos ayuda a romper el hielo y facilita el trabajo terapéutico de los profesionales”.
Cada viernes se realizan sesiones de una hora con grupos reducidos (2-4 pacientes) y dos perros especialmente formados acompañados por sus guías y por el equipo clínico.
Cómo explica David Ordóñez, CEO de Perruneando:
"Los perros son un puente, no la solución, pero ayudan a abrir camino. No juzgan y aumentan la motivación para alcanzar los objetivos terapéuticos mediante el juego."
En las sesiones de intervención asistida con perros los adolescentes...
Aprenden cómo interactuar de manera respetuosa con los canes.
Participan en juegos guiados que sirven de espejo emocional: si el perro no comprende una orden o decide no ejecutarla, se abre el diálogo sobre frustración, incomprensión o falta de motivación.
Adoptan un rol activo de cuidadores, reforzando autoestima y sentido de responsabilidad.
Ofrecen al equipo clínico observación directa de reacciones y progreso en tiempo real.
En esta intervención concreta, los cuestionarios pre-y post-sesión ya reflejan descensos de ansiedad y una mejor predisposición a la terapia verbal, además de un impacto positivo sobre el propio personal sanitario.
La literatura científica agrupa el "efecto perro", bajo el concepto de biofilia: el contacto con perros libera oxitocina, reduce presión arterial y facilita la expresión emocional.
Aún así, la intención en este proyecto es también documentarlo: para medir el impacto real de la terapia, se está llevando a cabo un estudio coordinado por el Dr. Marc Ferrer y la profesora Nuria Máximo. El ensayo clínico concluirá en 2026 y aportará datos formales sobre reducción de ansiedad, autoestima, impulsividad y frustración.
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